“Qué raro”. Logo de ter frotado con esmero con Mistol, Dosinda quedou abstraída mirando para a pequena mancha morada que acababa de atopar no dorso da man esquerda. “Un lunar”. Subitamente, o reloxo de parede da cociña captou a súa atención, arqueou as cellas e foi directa a coller o carriño da compra e o moedeiro. Tiña que ir o Gadis, eran as 12. Isto foi hai xa uns cantos anos, pero podería ser hoxe mesmo de non ser por esa xa non tan pequena mancha morada. A vida de Dosinda está formada por dous mapas. O mapa xeográfico, que é o mesmo de cada día, e o mapa dermatolóxico, que segue a irrefreable lóxica das engurras. Ou como ela lle di ó espello “parece que cada noite fan unha embrolla de ti e pola mañá volven a estirarte.” O final, a base de repetir, quedan marcas. Co tempo as marcas fanse permanentes. Medran. Como a mancha morada do dorso da man. Esa que, cando a penas era do tamaño dun lunar, nin con xabón e estropallo puido saír. O mapa xeográfico é moi sinxelo. O piso, coa
El joven centripeto. 1. Buenos Aires. by Slumber89, literature
Literature
El joven centripeto. 1. Buenos Aires.
Acostarse en un hemisferio y despertarse en el otro.
1. Buenos Aires
Lo que me puso alerta fue el grito de una fulana que exigía –sin dar ejemplo- un gesto de amabilidad para sentar su gordo trasero. Hablaba con acento argentino y agitaba una baguette de pan. Me entró el hambre, pero solo pude preguntarle dónde estaba. ‘‘¿Dónde estoy?''. La mujer no pudo más que añadir ''Y por encima gallego'' y se marchó con su pan a otra parte. Me encontraba un poco mareado. Mirando alrededor para centrar la cabeza, se despertó algo dentro de mí; ese efecto curiosidad
Caricias infinitesimales. by Slumber89, literature
Literature
Caricias infinitesimales.
Te acercaste siendo poco; suspiro en mi oreja, zumbido, mosquito. Te convertiste en caricia leve, en vello despierto, sutileza dérmica. Permaneciste, paciente. Eras la búsqueda. Con punzante inconsciencia entraste en mí, me marcaste.
Soy tuyo, mis manos, mis dedos, te buscan. La razón desiste, el placer gana: Rascar... Oh Rascar...
Todo está muerto.
Estoy sentado en un banco en medio de la nada. Tengo la sensación de que estoy en Polonia, pero quién sabe, porque me cuesta creer que haya llegado tan lejos. El paisaje nevado me recuerda a una película de Kieslowsky; el cielo es de un azul casi níveo, con tal claridad que resulta imposible mantener los ojos del todo abiertos. ''Blanco'' Digo despacio. Ese era el título de la película. Me pregunto cómo llegó el banco aquí, y más aún, como ha podido mantenerse intacto.
El paisaje es desolador, pero de una desolación tan natural que me siento tranquilo. A lo l
Marina miró de soslayo al nuevo. Se sentaba solo en una esquina de la mesa más grande del comedor, aprovechando que como le daba el sol nadie la ocupaba. Le intrigaba. Había llegado esa mañana por su propio pie. Viste un traje de raya diplomática azul marino y una corbata roja. La camisa es de un gris muy claro, casi blanco. Lleva el pelo corto, muy bien peinado. Desde luego es atractivo, y tiene más aspecto de empresario que de enfermo mental.
En el comedor están los sitios asignados. No es exactamente una norma, pero se sigue a rajatabla. De hecho, a los nuevos enseguida se les dice que en cuanto lleven u
Yo soy la Chalada. Y tú eres tú. La gente como tú, seas de los malos, de los buenos o de los demás, son los que empezaron a llamarme así. Creo que empezaron los malos, pero yo me enteré por los buenos. Que ahora yo me llame a mi misma por este mote puede resultar curioso, pero ha pasado casi sin querer. Empiezas usándolo de chiste con amigos, para acabar bromeando contigo misma, hasta que de pronto pasa. Te percatas un día, sin más. No al decirlo en alto con otra gente, sino al utilizar ese nombre para pensar en ti misma.
Me acuerdo muy bien del día en que me di cuenta. Estaba en la parada de
Todos la llaman igual. Sus conocidos, por admiración. Los desconocidos, por meterse con sus ropajes, peinado o costumbres. (Pasea de madrugada)
El rumor del sanatorio curiosamente era cierto.
Allí aprendió algo: todos somos imperfectos.
Aceptó su parte. Ahora ella es imperfecta: libre y feliz. Y claro, le llaman La Chalada.
Enseguida me tacharon de loco, un vano intento de soñador-visionario. ¿Qué sentido tenía hacer algo de tales dimensiones?
- ¿Qué sentido tiene? Grito de pronto, para comprobar la compañía de mi propio eco.
***
Miraba al horizonte cuando todo empezó. ¿Qué sentido? Era inevitable recordar todas las botellas que envíe hacia esa nada desconocida. ¿Qué hay más allá de esa línea? ''Un pozo, un hoyo negro e infinito'' Me respondía a mí mismo. ''Podría tirar botellas hasta agotarme. ¿Esperando algo de vuelta? ¿Lo qué? Incluso e
La musique du coeur
Nos encontramos pronto, nada más haberme instalado en Paris, en la mohosa buhardilla desde donde escribo estas palabras. Era inevitable no conocer a ''la historia de mi vida'' en la ville d'amour.
Soy incapaz de recordar en que punto se cruzó nuestro camino, siempre persiguió la vaga sensación de conocerte, de que formabas parte de mi pasado. Lo sentí por primera vez bajo este techo inclinado, escuchando los viejos vinilos que, como un tesoro, me había encontrado el día que me instalé aquí. Fue con Atom Heart Mother, de eso estoy seguro, y no fueron necesarios ni quince segun